El suelo radiante es una opción de calefacción que tiene numerosas ventajas. En este artículo queremos hablarte, precisamente, sobre todas ellas, para que así puedas decidir si esta opción se ajusta a tus necesidades.
Normalmente, la gente duda entre el suelo radiante y los radiadores, pero una vez que se decanta por el primero, también surgen algunas dudas acerca del tipo de suelo que se puede utilizar (suelo radiante eléctrico, por agua o con aerotermia).
Así pues, queremos dejar constancia de las diferentes opiniones sobre el suelo radiante y en qué casos es posible utilizarlo. Esperamos que estas líneas puedan servirte de ayuda para decidir qué tipo de calefacción vas a utilizar en tu hogar o en tu local comercial.
¿Qué es el suelo radiante y qué ventajas tiene?
Antes de adentrarnos en más detalles, vamos a definir qué es el suelo radiante como sistema de calefacción. Lo más frecuente hasta ahora para la climatización de las estancias ha sido utilizar radiadores convencionales, que se colocan en posición vertical en las paredes. Este tipo de calefacción utiliza un sistema de canales que se colocan bajo el suelo, de forma que no quedan visibles en las estancias.
Esto ya supone una ventaja muy importante: no ocupan espacio y no dan problemas estéticos. En el caso de los lugares pequeños, ganar cada metro cuadrado es una victoria, por lo que si tienes problemas de espacio en tu casa, esta forma de calefactarla te hará ganar espacio en todas las estancias.
Por otra parte, también hay que considerar que, como el calor proviene de un sistema homogéneo que está en el suelo, ayudará a que la uniformidad de la temperatura se logre de una forma eficaz. En el caso de los radiadores tradicionales, que se colocan en diferentes puntos de la casa, el aire se calienta parcialmente y eso produce corrientes hasta que toda la habitación esté a la misma temperatura. Las corrientes de aire, además de ser incómodas, producen humedades (con la consiguiente aparición de ácaros) y también suelen provocar la acumulación de polvo.
Así pues, el funcionamiento de este sistema de calefacción es más eficaz. El aire se calienta de forma uniforme en la zona más cercana al suelo y sube por convección, de modo que las capas más frías bajan hasta calentarse. Este movimiento es mucho más lento y no produce los inconvenientes que te hemos comentado antes.
La tercera de las ventajas es el suelo radiante refrescante. Cuando se utiliza el suelo radiante por agua, la temperatura del agua puede ser menor que la de la habitación, de modo que pueda utilizarse como sistema de refrigeración. Esta dualidad frío/calor es una de las razones por las que muchas personas deciden escoger este suelo radiante: es efectivo tanto para las altas temperaturas como para las bajas.
En este apartado también queremos resaltar uno de los mayores inconvenientes del suelo radiante y su instalación. Para colocarlo en una casa que ya está construida, hay que levantar el suelo y esto supone horas de trabajo y un coste adicional. No obstante, las facturas de calefacción son más reducidas gracias a que se gasta menos energía en lograr la misma temperatura que con los radiadores tradicionales.
Ahora bien, es importante conocer los diferentes tipos de calefacción por suelo radiante que existen: por agua o por electricidad.
¿En qué se diferencian los tipos de suelo radiante?
El suelo radiante por agua es el más semejante a los radiadores. En las canalizaciones, el agua transcurre a una temperatura entre 40 y 50 ºC. He ahí su eficiencia energética, pues en los radiadores tradicionales se utiliza la temperatura entre 70 y 80 ºC para lograr el mismo efecto. El agua caliente pasa calor al aire próximo a la superficie del suelo, calentándose y moviéndose por toda la estancia hasta conseguir la temperatura seleccionada.
Por otro lado, está el caso del suelo radiante eléctrico. En este caso no se utiliza el agua como vehículo conductor del calor, sino que este proviene directamente de unas resistencias eléctricas. En ellas, la electricidad se transforma en energía calorífica, que es la que calentará el aire más próximo al suelo. Nuevamente, el fenómeno de convección permitirá que el resto del aire de la estancia se caliente de forma uniforme. Además de hablar de resistencias, hay otra diferencia: la temperatura de las mismas, que está entre 25 y 29 ºC. Esta forma de calefacción también es muy recomendable, pues no requiere caldera para el calentamiento del agua como sucede en el caso anterior y permite calentar la estancia de una forma rápida.
En tercer lugar, hay que hablar sobre el suelo radiante con aerotermia. Esta posibilidad reúne todas las ventajas de un suelo radiante (uniformidad en el calor, invisibilidad y espacio), pero tiene una adicional: disminución de consumo energético. Lo que hace la aerotermia combinada con este sistema es extraer energía presente en el aire mediante una bomba de calor para transferirla al suelo. Eso sí, es necesario tener espacio para esta bomba de calor aire-agua, que tiene que tomar energía del aire exterior y después transformarla en calentar el agua que circulará por los canales del suelo.
Suelo radiante con parquet: ¿es posible?
Cuando hablamos de un suelo que emite calor, surge una gran incógnita: ¿es compatible con el parquet? Es posible que te hayas hecho esta pregunta mientras hablábamos de este tipo de suelo. Pues estamos de enhorabuena, porque efectivamente se trata de una opción compatible. Eso sí, deberás tener en cuenta algunas cuestiones para preservar el parquet.
Al respecto del suelo radiante con parquet,debes saber que el parquet encolado de menor espesor es el más adecuado para instalar este tipo de calefacción. A partir de ahí, deberás tener cuidado de no pasar de los 27 ºC en el salón (aunque este valor puede ser de 30 ºC en el resto de las habitaciones). También es importante no utilizar alfombras gruesas u objetos sobre el suelo que eviten la transpiración. Mantener la humedad relativa en el aire de las estancias es importante y, para ello, te recomendamos el uso de humidificadores.
Entonces, ¿es mejor el suelo radiante eléctrico o por agua?
Como siempre, dependerá de tus necesidades y de las características particulares de tu hogar. En la modalidad por agua, hay que tener en cuenta que es necesario purgar el sistema una vez al año, además de revisar la instalación del gas periódicamente. Eso sí, lo cierto es que se notará una reducción del importe de las facturas de hasta un 20 % con relación a los importes que se estiman para el mismo confort en radiadores tradicionales.
En cuanto al sistema que utiliza la energía eléctrica, el coste de las facturas será mayor (en comparación al mismo uso con el suelo radiante por agua). Sin embargo, cuenta con la ventaja de que no hay que realizar ningún tipo de mantenimiento y, si se produce algún daño, bastará con levantar solo parte del suelo en el que se ha producido y no todo. Además, si te vas a decantar por esta opción, es interesante que barajes la posibilidad de contar con una tarifa de luz con discriminación horaria.
Por otro lado, hay que considerar la rapidez a la hora de calentar la estancia. En el caso del agua, pasará algún tiempo hasta lograr la temperatura deseada, mientras que en el caso del suelo radiante eléctrico, eso será casi inmediato. Por tanto, en función del uso que quieras darle al lugar en el que coloques este suelo puede interesante de un tipo o de otro. En líneas generales, el suelo radiante se recomienda siempre que a la estancia se le vaya a dar un uso continuado (zona de trabajo en casa, locales comerciales, salón…).
Por tanto, lo mejor será optar por el suelo radiante por agua, ya que el ahorro energético será mayor y también se notará en la factura. No obstante, en el caso de los hogares a los que no llegue el suministro de gas natural, se debe considerar la segunda opción, la del suelo radiante eléctrico. Eso sí, no hay por qué descartar uno u otro antes de tiempo. Te animamos a que hagas cuentas con una hoja de Excel o con calculadora en mano. Haz estimaciones de los horarios de uso de la calefacción consultando tu tarifa actual y valora qué cambios podrías hacer para reducirla al máximo. Además de ayudar a tu economía personal, también estarás contribuyendo a la mejora del medio ambiente. En cualquier caso, si tu vivienda está en plena construcción o reforma, no dudes en plantearte muy seriamente instalar este tipo de calefacción por suelo radiante, pues sus ventajas a medio y largo plazo son notables.
En resumen, esta es la información más importante que has de conocer si te estás planteando utilizar el suelo radiante en tus estancias. Confiamos en que te haya podido servir de ayuda para decantarte por una u otra opción y que así puedas disfrutar de una forma de calefacción eficiente y que no ocupa espacio en tu hogar.